La mejor manera de explicar cómo funcionan los implantes dentales es utilizar una analogía. Imagina que se te ha caído un diente. Es posible que se haya roto en un accidente automovilístico o que simplemente se haya desgastado con el tiempo. Si le pusieran un diente nuevo, se lo colocarían como un diente natural. Estaría hecho del mismo material que el hueso de la mandíbula y estaría anclado en su lugar con un tornillo de metal. Esto es exactamente lo que sucede cuando tienes un implante dental.
Cuando un diente se pierde o se daña, se puede sustituir por un implante dental. El implante se coloca quirúrgicamente en la mandíbula y se inserta un tornillo de titanio a través del tejido de las encías hasta la mandíbula. Luego se coloca una corona sobre el implante y se conecta al implante mediante un poste.
El proceso de implantación dental es bastante complicado, pero se puede realizar con unos sencillos pasos. Primero, se hace una pequeña incisión en la línea de las encías. Luego, el dentista perfora un agujero en el hueso e inserta el implante en el agujero. A continuación, se sutura la línea de las encías. Finalmente, se rellena la zona con un gel especial que ayuda a prevenir infecciones. Este proceso suele realizarse en una o dos visitas.
La mejor manera de explicar cómo funcionan los implantes dentales es utilizar una analogía. Imagina que se te ha caído un diente. Es posible que se haya roto en un accidente automovilístico o que simplemente se haya desgastado con el tiempo. Si le pusieran un diente nuevo, se lo colocarían como un diente natural. Estaría hecho del mismo material que el hueso de la mandíbula y estaría anclado en su lugar con un tornillo de metal. Esto es exactamente lo que sucede cuando tienes un implante dental.